Cuando uno se acerca por primera vez a una nueva educación alimentaria, se familiariza con productos de los que nunca antes había oído hablar. Un ejemplo perfecto de esta educación alimentaria 2.0 es el skyr, un producto lácteo similar al yogur que tiene enormes beneficios para la digestión, los intestinos y mucho más.
La primera prueba procede, según afirma un artículo de "Vogue", directamente de los vikingos. Se trata, pues, de un yogur, o más bien de un alimento cremoso (pero que no se parece en nada a un queso), que sobre todo en el desayuno ayuda a sustituir a los productos más dulces.
Muy rico en nutrientes, puede recordar al yogur griego (otro santo grial de las dietas) aunque tiene una preparación mucho menos complicada y es adecuado como sustituto de diferentes alimentos.
Los beneficios del skyr, un superalimento perfecto para las dietas modernas y la regularidad intestinal
Cuando uno se acerca por primera vez a una nueva educación alimentaria, se familiariza con productos de los que nunca antes había oído hablar. Un ejemplo perfecto de esta educación alimentaria 2.0 es el skyr, un producto lácteo similar al yogur que tiene enormes beneficios sobre la digestión, sobre el intestino, que a menudo está tenso e irritado debido a la combinación mortal de dieta y estrés en nuestra vida diaria. Es un alimento perfecto para experimentar una nueva forma de desayunar.
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Es un producto lácteo bajo en calorías y sin grasa, y contiene menos enzimas lácteas que un yogur normal, pero no por ello deja de ser una alternativa viable para quienes tienen dificultades para tolerar los productos lácteos. Recuerda más a un queso fresco (como el quark) y contiene muchos minerales, como potasio y calcio, vitaminas D y B, principalmente vitamina B12.
Al ser un alimento bajo en calorías y sin grasas, es estupendo para la digestión. También ayuda al organismo a mantener sanos los huesos, los músculos, el sistema nervioso y el metabolismo bloqueado. También es una gran alternativa para quienes no pueden consumir productos lácteos. Mantiene a raya el índice glucémico y proporciona sensación de saciedad, controlando los niveles de azúcar en sangre y eliminando las ganas de consumir más dulces.
Al encontrarlos frente al mostrador del supermercado, podríamos pensar que son exactamente lo mismo, aunque en realidad no es así. En primer lugar, hablemos del sabor: el skyr es más ácido y compacto, mientras que el yogur griego es más propiamente un yogur. A nivel de preparación, sin embargo, el yogur griego se elabora con más leche y una preparación mucho más compleja y colada. El skyr, en cambio, tiene una preparación más sencilla, aprovecha menos la acción de las bacterias y se parece más a una crema de queso.
Simplificando mucho, el skyr es ideal para recetas saladas, mientras que el yogur griego lo es para postres. Sin embargo, no se trata de una regla de oro, y de hecho el skyr también se utiliza como sustituto del queso, por ejemplo, en las tartas de queso, pero también puede servir de base para salsas de acompañamiento, como la de menta y azafrán. Además, el skyr es excelente con ciertos alimentos, como la fruta, la miel, la avena o la espelta, pero también es perfecto como base de picatostes salados y dulces para los aperitivos de verano.