En la cocina, todo el mundo tiene su debilidad, esa receta que es casi imposible de hacer, aunque parezca una tontería. Describimos cinco recetas que parecen las más sencillas, pero que en realidad son las más difíciles de cocinar. Veamos cuáles son.
En quinto lugar encontramos la tarta. Ahí está, cálido, sonriente, perfecto en su forma mantecosa. La infame tarta, alguien tiene que decirlo, es un caso difícil.
El asado es difícil por sus temperaturas ideales. Tiene que variar del fuego muy alto al muy bajo, un sube y baja que puede desequilibrar la receta.
En quinto lugar encontramos la tarta. Parece sencillo, pero esconde muchas trampas. La dosificación de los ingredientes, que, como en toda receta de repostería, es matemáticamente capilar, penaliza los intentos improvisados de los cocineros ingenuos que buscan su propia variación en una receta que, por otra parte, no da margen a la creatividad. Apto para ser cocinado por mentes obedientes y estrictas.
El asado tiene una dificultad que tiene que ver con la temperatura. Primero debe cocinarse a fuego muy alto y luego muy bajo.
Tercer puesto para la pasta con alubias, un plato pobre y sencillo, pero que engaña. Necesita una cocción específica y los sabores marcan la diferencia.
Uno de los platos más debatidos de la historia de la cocina. Algunos utilizan bacon y otros guanciale, y la cocción del huevo puede cambiar el resultado del plato en cuestión de instantes.
A la cabeza de la lista de recetas aparentemente fáciles pero en realidad muy complicadas está el huevo escalfado. Cuestión de tacto, de ligereza, de centésimas de segundo, este plato es la maestría de pocos.