Cómo utilizar menos sal en la cocina

En el World Health Organization (WHO) se indica que la ingesta diaria de sal no debe superar los 5 gramos, lo que corresponde más o menos a una cucharadita. Según los niveles de ingesta diaria recomendados, por cierto, se podría hablar de exceso a partir de 3,75 gramos. Por lo tanto, es absolutamente importante comer alimentos que no provoquen un exceso. El elemento problemático de la sal es su contenido en sodio, que afecta a la tensión arterial. Según las directrices europeas, su consumo diario no debería superar los 1,5 gramos.

El error que se comete a menudo al cocinar es añadir sal extra a los alimentos. En realidad, a lo largo del día podemos ingerir continuamente sal de forma indirecta, comiendo alimentos como pan, galletas saladas, bizcochos, embutidos o verduras enlatadas. Leer las etiquetas antes de consumir los alimentos puede ser una buena forma de saber si estamos consumiendo sal y en qué cantidades.

Los alimentos bajos en sodio (sal) son, entre otros, la carne y el pescado frescos o congelados, los huevos y la leche. Está claro que, en todos estos casos, se puede hacer mucho con los condimentos que utilizamos para cocinar.

Las frutas y verduras, además de ser bajas en sal, son ricas en potasio, un elemento que equilibra precisamente los efectos negativos de la sal. Al cocinar verduras, también podemos decidir no utilizar sal o utilizar muy poca si realmente no podemos prescindir de ella.

Una buena forma de no usar sal, y por tanto de no tomar demasiada a diario, es condimentar los alimentos con hierbas y especias.